Rita está en la lista de 50 investigados por blanquear dinero b del PP: ingresó 1.000 €

Rita-Barberá
La ex alcaldesa de Valencia Rita Barberá. (Foto: Getty)

La ex alcaldesa de Valencia Rita Barberá está en la lista de 50 investigados por blanquear dinero b del PP. Es una más de los miembros del equipo municipal popular que ingresaron 1.000 euros en la cuenta de su grupo. En su mayoría, presuntamente, a cambio de la misma cantidad en b. Barberá es la única donante a la que el juez no ha interrogado para preguntarle si blanqueó dinero de su propia tesorería.

Muchas voces, incluso en su propio partido, han pedido que Rita Barberá explique qué sabía de la operativa de su grupo municipal, donde su secretaria y jefa, Carmen García Fuster, entregaba 1.000 euros en ‘b’ a cada miembro de la lista de concejales y asesores de su equipo para que, a su vez, lo ingresaran en ‘a’ en la cuenta de dicho grupo como falsas donaciones. Una maniobra que una de las afectadas, María José Alcón, describió como una orden que rayaba en «burdo chantaje. O aceptabas o no ibas en la lista».

Pero la implicación de Barberá va más allá de su responsabilidad política: ella es una más de las personas integradas en la operativa de donaciones bajo sospecha.

En ese periodo, en torno a la campaña de las pasadas municipales, se produjeron 50 donaciones por 1.000 euros. Una de ellas provino de Rita Barberá, según distintas fuentes de la investigación.

La única diferencia con el resto de implicados en la trama es que el juez no ha hecho con ella lo mismo que con los demás investigados: preguntarle si a cambio de su donación su lugarteniente, Carmen García Fuster, la compensó en b con dos billetes de 500 euros como solía hacer, según los testimonios que obran en la causa.

Sólo hay dos personas que puedan saber cómo funcionaba esta operativa: una es García Fuster, que ha declinado testificar y que significativamente tiene como abogado al cuñado de Rita Barberá. La otra es la propia ex alcaldesa. Porque cada concejal o asesor sólo puede contar su caso y detallar si aceptó o no personalmente blanquear el dinero que le entregaba García Fuster.

Pero hay otro indicio global de que Rita Barberá estaba preparando una tesorería especial para su campaña. Desde hace un año, antes de dicha campaña, su grupo había dejado de hacer aportaciones a la tesorería del PP de Valencia, según dirigentes del partido. Rompía así una tradición de años en los que parte del dinero que el Ayuntamiento destina a financiar las actividades de sus grupos municipales se desviaban a la tesorería del partido para costear gastos de funcionamiento y campañas.

Dirigentes del PP creen impensable que una decisión así pudiera corresponder solo a García Fuster, al igual que su campaña de forzar donaciones con su caja b.

No existe ningún testimonio en la causa que exprese taxativamente que Barberá conocía los manejos de su jefa política, pero sí abundan los relatos de que ella no podía ignorarlo. Todos coinciden en que García Fuster era su implacable brazo ejecutor.

Por otro lado, toda la campaña electoral de Rita Barberá sufragada con su cuenta del grupo municipal sería ilegal aunque no hubiera blanqueo de capitales, porque la ley establece que las campañas se sufragan con cargo a cuentas específicas de las formaciones políticas, y las donaciones deben ir destinados a los partidos, según determina el Tribunal de Cuentas.

No hay vía intermedia: ningún grupo parlamentario o municipal puede hacer campaña propia. La debe hacer su partido, incluso con sus aportaciones, pero el partido.

 

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