Italia aprueba las uniones homosexuales: no se llamarán matrimonio ni podrán adoptar

Italia aprueba las uniones homosexuales: no se llamarán matrimonio ni podrán adoptar
Matteo Renzi (Foto: Wikimedia)

Dos años después, Matteo Renzi ha cumplido una de sus promesas. Italia, el último de los grandes países de la Europa occidental que todavía no había regulado por ley las parejas homosexuales, ha aprobado este miércoles la nueva legislación. Y lo ha hecho a base de compromisos y equilibrios que permitieran al primer ministro mantener el apoyo de sus socios católicos y de centro derecha: estas parejas no se llamarán matrimonio y sus integrantes no podrán adoptar niños conjuntamente.

Las unión civil de parejas gays tendrán la denominación de «formación social específica».

El Parlamento italiano ha aprobado la ley por 369 votos a favor y 193 en contra en la Cámara de Diputados, después de que fuera aprobada en febrero por el Senado, por lo que se convierte definitivamente en ley del Estado.

«Hoy es un día de fiesta para muchas personas. Sobre todo para aquéllas que se sienten finalmente reconocidas, para todos aquéllos que, después de muchos años, cuentan con derechos civiles, de verdad civiles», ha escrito Renzi en su cuenta de Facebook.

«Hemos escrito otra página importante para la historia de la Italia que queremos. Por ello sometimos la ley al voto de confianza, no se podía aplazar de nuevo tras años de intentos fallidos», ha comentado. Este tipo de votación evita todo tipo de enmiendas pero, a cambio, pone en juego la estabilidad del Gobierno.

Renzi necesitaba mostrar cierta fortaleza y cumplimiento de compromisos, de modo que arriesgó su posición al frente del Gobierno italiano, por un lado, y aceptó, por otro, el precio de recortar la medida que da acceso a la pareja gay a adoptar hijos.

El jefe del Ejecutivo italiano ha sacado adelante la ley pese a las protestas de la Iglesia católica, en un país fuertemente influido por la presencia del Vaticano en su suelo.

El texto mantiene el requisito de ayuda recíproca moral y material, la pensión de supervivencia, el permiso de residencia para el cónyuge extranjero y también la posibilidad de adquirir el apellido del compañero.

Un primer paso, pero corto

La nueva ley reglamenta también a las parejas de hecho pero concede deberes y derechos diferentes.

Militantes del movimiento homosexual y simpatizantes, han manifestado su amargura, tanto en las calles como en las redes sociales, ante lo que consideran un «primer paso», pero corto.

Renzi tuvo que ceder a las exigencias de sus aliados católicos y de centro-derecha y eliminó la posibilidad de adoptar los hijos naturales del cónyuge.

Aun así, la nueva ley evita cerrar completamente la puerta a la adopción del hijo del compañero del mismo sexo, permitiendo que sea evaluado según el caso, ya que los tribunales lo han autorizado ya en otras oportunidades, «en nombre del interés del niño» y de su «equilibrio emocional». Dos sentencias recientes del Tribunal de Menores de Roma confirman la tendencia a aprobar tal posibilidad.

«El vaso está todavía medio vacío», sostiene en un comunicado Gabriele Piazzoni, secretario nacional de Arcigay, la principal asociación para la defensa de los homosexuales. «Pese a ello, este texto reconoce y garantiza protección a las parejas homosexuales, algo que han esperado toda una vida», recalcó.

Por otro lado, el comité ‘En defensa de nuestros niños’, que reunió a decenas de miles de ciudadanos contrarios a la ley a finales de enero en las calles de Roma, considera «un acto antidemocrático» haber sometido esa ley al voto de confianza. En su opinión, hacer depender la estabilidad de un Gobierno de la viabilidad de un texto legal que divide tanto a la sociedad no es de recibo.

El portavoz del movimiento, el ultracatólico Massimo Gandolfini, quien fue recibido en abril pasado por el papa Francisco, anunció que promoverá un referéndum para derogar la ley e impedir que entre en vigor.

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