Las primarias de Los Republicanos franceses llegan al debate en TV con Juppé por delante de Sarkozy

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Alain Juppé y Nicolas Sarkozy al fondo, durante el debate de Los Republicanos. (AFP)

El alcalde de Burdeos, Alain Juppé, ha sabido sembrar una imagen de hombre de Estado, de hombre cabal, de moderado… Ante la caída hasta el abismo de la imagen del presidente François Hollande –un 84% de los franceses lo considera un mal presidente– y la indefinición de su delfín Manuel Valls a la hora de anunciar su eventual aspiración a la candidatura socialista a la Presidencia de la República –no lo hará hasta la caída de su jefe–, Francia afronta las elecciones del próximo mes de mayo con la certeza de que la segunda vuelta se dirimirá entre el candidato del partido de centro derecha y el de la ultra derecha, el Frente Nacional de Marine Le Pen. Y para concitar el apoyo de los votantes de izquierdas contra la «peligrosa fascista», es más digerible Juppé que Sarko. Y ambos lo saben.

Así, hay dos batallas. La importante será la cita con las urnas, pero para llegar a ella hay que ganar la urgente, que son las primarias del mes que viene. Y para cada una de esas peleas, el discurso ha de ser distinto. Uno más duro para las primarias, entre cuyas bases Nicolas Sarkozy tiene más posibilidades; y otro más presidenciable, que señala con su foco a Juppé.

Los datos obtenidos por OpinionWay han mostrado que un 42% de los encuestados votarían a Juppé, conservador moderado, en una primera vuelta de las primarias y sólo un 28% de personas votarían a favor de Nicolas Sarkozy. Peor perspectiva para el ex presidente en la segunda vuelta, pues el alcalde de Burdeos acumula el apoyo del 62% frente al 38% de Sarko, según la encuesta.

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Nicolas Sarkozy, durante el debate.

Pero en las últimas semanas, Sarkozy se ha visto sacudido por escándalos que le llevan persiguiendo años, sobre todo, la presunta financiación ilegal de su campaña en 2007 con fondos de la dictadura libia de Muamar Gadafi. Así, el ex primer ministro Juppé se ha adelantado significativamente en la carrera, según han indicado las encuestas realizadas esta semana justo antes del debate televisivo de este mismo jueves.

«La clase media ha sido machacada por Hollande», ha sido el mantra de Sarko durante el debate de la noche de est ejueves, emitido en directo por la TF1 francesa. «No sólo hay que bajar los impuestos a las empresas, a sus beneficios, para mejorar su competitividad, también hay que aliviar los bolsillos de la inmensa mayoría de los franceses». Sarko necesita recuperar terreno y sabe que la cartera es el granero de votos más importante en unas elecciones.

Juppé ha respondido con las mismas armas, claro. Y ha propuesto «ventajas fiscales a las familias ya los trabajadores autónomos». Y es que, curiosamente, el debate ha parecido una subasta de bajada de impuestos, justo cuatro años después de que el socialista François Hollande se alzara con la victoria sobre el entonces presidente Sarkozy prometiendo una subida radical de los impuestos a los más ricos, hasta el 75%, una medida a la que tuvo que renunciar en 2015 después de no ser capaz de implantarla de manera efectiva.

El favorito de las encuestas ha prometido que restablecerá el orgullo nacional mediante la puesta en marcha de una serie de medidas migratorias. Además, ha señalado que defenderá el país de cualquier tipo de extremismo islámico.

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Alain Juppé, favorito en las encuestas de Los Republicanos, durante el debate. (AFP)

El debate ha reunido este jueves por la noche a los siete aspirantes republicanos a la candidatura presidencial. Los dos favoritos estaban separados por la única mujer, Nathalie Kosciusko-Morizet, y rodeados por Jean-François Copé y François Fillon –los dos herederos que nunca lograron tomar las riendas del partido cuando todavía se llamaba UMP tras la salida de Sarkozy de la Presidencia en 2012–, el ex ministro de Agricultura Bruno Lemaire y Jean-Frédérique Poisson, líder del Partido Cristiano-Demócrata.

El encuentro se ha cerrado con el asunto de la lucha contra el terrorismo. Pero bien podríamos decir que esa parte no ha sido un debate, sino una sucesión de acuerdos y de frases bajo las que los siete aspirantes a la candidatura de Los Republicanos a la Presidencia podrían firmar. «No es una lucha, es una guerra, debemos atacar a quienes asesinan a los cristianos de manera inmisericorde», ha dicho Fillon, y Copé ha añadido: «Debemos asegurarnos, defender nuestro país y la democracia».

En el país que más presume de su laicidad, la lucha contra un crimen organizado de origen religioso ha removido los cimientos del sistema social. Juppé ha concluido que «hace falta hablar con el presidente Putin para llegar a una solución, porque Assad no puede permanecer en el poder y controlar Hizbulá, el Líbano, mantener una asociación con Irán…»

Sarkozy, por su parte, ha mostrado ahí su versión más dura: «Reclamo la reclusión de los 12.000 fichados más peligrosos que ya tenemos localizados, para evitar la radicalización de otras personas y el reclutamiento de más terroristas», poniendo como ejemplo los últimos atentados, como el asesinato del sacerdote Jaques Hamel en la iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, el pasado mes de julio.

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Nicolas Sarkozy, entre Jean-François Copé y Nathalie Kosciusko-Morizet.

¿Había oportunidad de pelear en ese aspecto? Pues la inquina que se tienen los candidatos les ha permitido encontrar la arista al asunto. Han mezclado laicidad, derecho de nacionalidad, inmigración, financiación de las mezquitas, reunificación familiar, prohibición del burka, derechos a subsidios, islamismo político… Y cada uno ha mostrado sus ‘armas’ al respecto, peleando por mostrarse más duro que el de al lado. Ésa es la razón, probablemente, por la que Los Republicanos, a veces, se asimilan al Frente Nacional de Le Pen.

La centrista Unión de los Demócratas Independientes (UDI) ha manifestado que apoyará al más moderado ex primer ministro, uno de los políticos con mayor popularidad del país. La mitad de los encuestados que han asegurado que respaldarían en una primera vuelta a los otros dos candidatos, François Fillon –ex primer ministro con Sarkozy– y Bruno Le Maire, han señalado que votarían a Juppé en una segunda vuelta.

Según varios expertos, un cambio en el voto del electorado de centro-derecha podría favorecer a Juppé. Las encuestas realizadas han reflejado que el ganador de las elecciones primarias será uno de los principales favoritos para hacerse con la Presidencia en abril de 2017.

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