Rajoy hará una «oferta irrechazable» a Sánchez «cuando fracasen las negociaciones PSOE-Podemos»

Pedro Sánchez
Rajoy y Sánchez, en un encuentro en La Moncloa. (Foto: AFP)

Mariano Rajoy tiene previsto hacerle una «oferta irrechazable» a Pedro Sánchez para formar Gobierno una vez que su último intento de «negociación imposible» con Ciudadanos y Podemos fracase. Según explican fuentes gubernamentales a OKDIARIO, Rajoy está dispuesto a ofrecer a Sánchez un Gobierno de coalición PP-PSOE.

En Moncloa y en Génova 13 están convencidos de que la estrategia del presidente en funciones está siendo un éxito, manteniéndose a la espera de que el desgaste del líder socialista lo deje en una situación de debilidad negociadora que le obligue a aceptar formar parte de un Ejecutivo de «gran coalición a la alemana», como ha defendido Rajoy en numerosas ocasiones desde el 20D.

Pedro Sánchez es el único líder de los cuatro grandes partidos que está cuestionado desde dentro. En el PSOE, los movimientos de los barones aglutinados en torno a Susana Díaz y las líneas rojas marcadas por el Comité Federal del 30 de enero han dejado un muy estrecho margen de maniobra al secretario general. En todo caso, Sánchez se ha revelado como un superviviente y ha movido bien sus cartas, manteniéndose a flote ante el acoso externo de Pablo Iglesias y el interno de quienes temen que «hunda el partido» si pacta con Podemos.

Precisamente en esa habilidad para la resistencia del líder del PSOE se basa la táctica del Partido Popular. Cuando Sánchez se vea sin opciones de presidir un «gobierno del cambio» y Susana Díaz impulse su candidatura a la Secretaría General socialista, Rajoy está seguro de que su plan tendrá éxito.

Las citadas fuentes consideran que tanto PSOE como Podemos se están erosionando en estos 102 días que han pasado desde las elecciones de diciembre, «pero más los socialistas», sobre todo por su desunión interna. Y, en todo caso, los populares opinan que, en caso de llegar a la repetición de elecciones, a Ciudadanos también le pasarán factura estos meses de incertidumbre, pues «gran parte de sus votos son prestados del PP».

Un Parlamento imposible

La aritmética salida del 20D dejó un Parlamento casi imposible. Cualquier pacto de Gobierno pasa por la asociación de tres fuerzas políticas de las cuatro en contienda y las alianzas planteadas siempre salen con una incompatibilidad.

Albert Rivera le echó el ancla a Pedro Sánchez para evitar el frente popular de izquierdas. Y el socialista se dejó por sus obligaciones adquiridas en el citado Comité Federal. Pero también por conveniencia: tener un apoyo ya cerrado le ponía en posición de fuerza ante Pablo Iglesias… Pero ahí se acababa la virtualidad de un acuerdo PSOE-Ciudadanos que solo no sumaba. Ni Rivera podía acercarse a Iglesias ni Sánchez podía amigarse con Rajoy.

En estos meses, el líder socialista ha visto erosionarse su liderazgo no sólo por sus horribles resultados electorales, los peores de la historia del PSOE, sino por su apoyo imprudente al decaimputado Besteiro y por la impresión de debilidad que ha mostrado en más de una ocasión. Los barones socialistas aún se tientan la ropa recordando  a su secretario general mendigando ante Tsipras el apoyo de los radicales podemitas.

Los de Pablo Iglesias, después de presentar sus 200 páginas de propuestas de Gobierno –y hasta medio gabinete con nombres y todo–, han sufrido una profunda crisis a cuenta de la negociación gubernamental. Unas «discrepancias tácticas», como las bautizó Carolina Bescansa, entre el absolutista Iglesias, partidario de apretar a Sánchez hasta sacarle todo el jugo, y su más pragmático número dos Errejón, dispuesto a la abstención en la investidura de Sánchez para influir desde fuera en cada votación parlamentaria.

Mariano Rajoy da por hecho que no habría problemas en llegar a acuerdos de contenidos con los socialistas ni con los del partido naranja. En eso se basa el documento de cinco grandes reformas que envió a los otros partidos. Así, sus reticencias a entablar verdaderas conversaciones se han basado en la táctica de que el tiempo le dé la razón, porque en el PP consideran que si ellos toman la iniciativa, arriesgan su posición y se debilitan en la mesa negociadora.

Y de cualquier modo, están seguros de que en caso de que se repita la cita con las urnas, Rajoy saldrá ganando por dos razones. La primera, porque «regresarán votos prestados» al partido naranja de electores decepcionados con el apoyo de Rivera a Sánchez «y con el empeño del líder de Ciudadanos en decirnos lo que tenemos que hacer con nuestro líder». Y por otro, porque calculan que un millón de votantes tradicionales del PP que castigaron a Rajoy el 20D esta vez sí se movilizarán «ante el riesgo de un gobierno de izquierda radical».

Los problemas del PP han venido por el lado de la corrupción, pues en estos tres meses no han dejado de brotarle casos por todas las esquinas de España, personificados simbólicamente en la figura de la hoy senadora Rita Barberá.

En realidad, sólo tiene un riesgo la estrategia de dejar pasar el tiempo hasta ver el fracaso de Sánchez pasar por delante de la puerta de Génova 13, y es que en estas semanas sí llegue a un acuerdo a la desesperada con Podemos, abandonando a Ciudadanos y aceptando los apoyos del PNV y las abstenciones de los independentistas de ERC y DiL (la antigua Convergència). No hay que olvidar que Sánchez fue el primer líder nacional en entrevistarse con el secesionista Puigdemont en Barcelona el pasado 15 de marzo. El socialista y el president de la Generalitat hablaron sobre reformas constitucionales y modelos de referéndum que permitieran ese apoyo indirecto a su investidura.

Pero en el Partido Popular dan por imposible esta opción porque la puerta del independentismo se la cerró expresamente el Comité Federal a Pedro Sánchez y una transgresión tan flagrante aglutinaría a los barones en torno al poder de Susana Díaz. Y eso el superviviente Sánchez lo evitaría, a última ahora, agarrándose a su último clavo ardiendo: «la oferta irrechazable» de Mariano Rajoy.

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