María Seguí no desmiente a OKDIARIO: subvencionó tres proyectos de su marido fuera de concurso

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La directora de la DGT, María Seguí, junto al presidente de CNAE (con corbata roja), José Miguel Báez, en un foro celebrado en junio de 2015.

El comunicado emitido este lunes por la directora general de Tráfico, María Seguí, lejos de desmentir la información publicada por OKDIARIO sobre la adjudicación de tres contratos a su marido entre 2012 y 2013, la confirma. En la nota de prensa, la DGT admite que sólo a partir de 2014 se desarrolló la adjudicación bajo criterios de «concurrencia competitiva, con su orden de bases y convocatorias anuales».

La directora de la DGT reconoce en el comunicado que, sólo a partir de 2014, se implantó en su departamento el procedimiento de concurso público para otorgar ayudas a investigadores como su marido. Antes no existió esa fórmula que, sin embargo, llevan décadas practicando los demás organismos del Estado donde se presentan públicamente todas las ofertas y bajo criterios técnicos se eligen las mejores.

Pero resulta que los tres proyectos financiados por la DGT fueron escogidos en varias reuniones. Ni se realizó un concurso público, al que podían acceder todos los investigadores con posibilidades de realizar el proyecto, ni se ofertó como un concurso restringido, donde se elige un ganador de entre tres ofertas.

LA DGT organizó encuentros donde fueron invitados unos pocos investigadores. Al no existir anuncios públicos ni expedientes, los aspirantes que no estuvieran en esa exclusiva lista de invitados jamás podrían recurrir la decisión ni saber por qué no se les invitó. Los tres proyectos se adjudicaron en 2012 y 2013 al equipo de su marido, Francisco López Valdés, antes de que el organismo que dirige Seguí implantara en 2014 el sistema de concurrencia de ofertas.

El desmentido de la DGT explica cómo Francisco López Valdés, marido de la directora, se hizo con tres proyectos: «Se cursó invitación a participar en un primer encuentro de investigadores donde exponer los principios que regirían la investigación, así como las áreas y líneas prioritarias a desarrollar en la legislatura. Estos encuentros se realizaron los días 23 de mayo y 25 de de noviembre de 2012, y el 20 de octubre de octubre de 2013, y los registros de las sesiones son accesibles cada año en la página web de la DGT». Eso permite saber quién estuvo en esas reuniones, pero no bajo qué criterios fue invitado un investigador, por ejemplo López Valdés, ni por qué fue excluido otro.

Seguí detalla que se cumplió la normativa a rajatabla en los contratos con su marido. Sin embargo, es difícil saberlo porque no muestra los contratos. Sólo apunta que en los años en que se benefició su marido «los proyectos seleccionados debían durar un año y no podían exceder de la cuantía de un contrato menor». No explica por qué la DGT parecía usar una ley de contratos distinta del resto del Estado, que sí firmaba contratos legales de mayor duración y de mayor importe. El Tribunal de Cuentas suele reprochar cada año a los organismo el truco de trocear los contratos para eludir la obligación de la libre concurrencia, lo que da pie a chanchullos y contratos a dedo desde ayuntamientos hasta diputaciones provinciales e incluso gobiernos autonómicos y todo tipo de entes públicos.

No es ilegal otorgar un contrato a dedo. Defensa e Interior a veces lo hacen por razones de seguridad. Sin embargo, debería explicitarse en qué momento del expediente María Seguí se inhibió para evitar favorecer con su posición de la DGT la contratación de su marido.

Pero el comunicado de la DGT dice que todos los contratos del periodo 2012 a 2014 están en manos de su subdirectora adjunta de Investigación: nada más fácil que enseñarlos y probar si hubo tres ofertas por cada proyecto que fue financiado al marido de Seguí. Lo contrario no es la contratación del Estado: es una lonja donde cada comerciante/investigador se queda con el mejor pescado.

En suma, el fallido desmentido de Seguí rebate que los contratos al marido de la directora general de Tráfico fueran adjudicados «arbitrariamente», calificativo que nunca usó OKDIARIO. Sólo empleó el término de adjudicación a dedo, como sinónimo de concesión directa, sin concurrencia. Y ella lo admite. No hubo concurrencia en los años en los que su marido  ganó tres proyectos.

 

 

 

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