El acuerdo de Abengoa en su recta final: la banca reducirá su aportación y exige más ventas de activos

Planta solar de Abengoa en Sanlúcar (Foto: GETTY)
Planta solar de Abengoa en Sanlúcar (Foto: GETTY)

El acuerdo sobre el plan de negocio de Abengoa se está ultimando esta misma semana. Aunque todavía se contaban con varios meses de plazo para suscribirlo, la idea es que los acreedores y el grupo de ingeniería rubriquen una solución definitiva a finales de mayo. Pese a las dudas generadas tras la valoración realizada en mayor profundidad, la banca finalmente ha exigido aportar menos dinero y que se vendan más activos, según confirman a OKDIARIO fuentes financieras.

El nuevo desfase encontrado en las cuentas de Abengoa durante la ‘due diligence’ no echará al traste el acuerdo sobre el plan financiero. En lugar de los 1.700 millones de euros previstos, los acreedores inyectarán una cantidad menor todavía por concretar. Y a cambio reclaman que se enajenen más activos con tal de poder asegurarse el retorno del dinero.

Después de haber sufrido una quita del 70%, se trata de obtener las mayores garantías posibles respecto al servicio de la deuda. En cualquier caso, el préstamo tendría un rango superior a la deuda antigua y estaría avalada por Atlantica Yield y diversos activos mexicanos.

Por el momento, las entidades, entre las que se encuentran Santander, Bankia, Caixabank o Popular, ya han librado los primeros 600 millones de euros a fin de que la empresa sevillana pueda seguir operando, comentan medios del sector financiero.

La venta de Inabensa

Entre los planes para poder afrontar las exigencias de los acreedores, la compañía tiene sobre la mesa la venta de su filial Inabensa, la más antigua de Abengoa y que con unos 800 trabajadores básicamente se dedica a la construcción de tendidos eléctricos. Esta misma semana los empleados de esta filial convocaron una huelga para protestar por el despido de la mitad de la plantilla. En concreto, un ERE para 396 personas y un ERTE para 25.

Además, la cúpula de la compañía sevillana ha enviado un equipo a México con el propósito de que sondee y valore las posibilidades de venta de los proyectos allí ubicados.

En principio, en el grupo todo tiene colgado ahora mismo el cartel de ‘se vende’ salvo las patentes y la filial Abeinsa. Con una facturación en el entorno de los 4.000 millones de euros, esta sociedad es la joya de la corona del grupo de ingeniería sevillano, pues cuenta con una destacada presencia internacional y se ocupa de los proyectos EPC (Engineering, Procurement and Construction) o llave en mano. Es decir, se considera la gallina de los huevos de oro que tendría que asegurar los retornos suficientes para mantener la viabilidad de Abengoa.

Por otra parte, la empresa sevillana está experimentando algunos problemas a la hora de cobrar la venta del proyecto solar de Ashalim, situado en Israel y en el que participaba en un 50%.

Dado que los acreedores no quieren desembolsar más fondos y tras registrar 340 millones de euros de pérdidas en el primer trimestre, persisten las dudas sobre si la nueva Abengoa será capaz de sobrevivir con este nuevo plan financiero si no logra acometer las ventas.

La guerra con los proveedores

La nueva legislación concursal determina que basta con el acuerdo de un 75% de los acreedores para imponer las condiciones al resto. Como Abengoa y la banca no conseguían incorporar el número suficiente de acreedores para forzar una quita, entonces se optó por firmar una suerte de preacuerdo que sí incluía el quorum requerido. Simplemente se daba más tiempo para cerrar todos los detalles suscribiendo un ‘pacto de espera’ o standstill, por el cual las entidades financieras no reclamaban la deuda de Abengoa a cambio de que ésta no solicitase el concurso.

Sin embargo, los proveedores de la empresa se resisten a encajar pérdidas de entre un 60 y un 70% de sus deudas. De ahí que amenacen con intentar descarrilar este ‘pacto de espera’ impugnándolo ante el juez. De hecho, juristas consultados por OKDIARIO confirman que la fuerza jurídica del standstill no está del todo clara. Quizás por eso, la banca y la dirección de Abengoa han impreso bastante velocidad a las negociaciones.

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