El juez acepta la ingeniería jurídica de Abengoa para evitar la quiebra

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Planta solar de Abengoa en Solúcar, Sevilla. (Foto: Abengoa)

El juez del Juzgado de lo Mercantil número dos de Sevilla ha dado su visto bueno al pacto de “espera” (standstill) presentado por Abengoa y que contempla el compromiso del 75% de los acreedores (fundamentalmente bonistas y entidades financieras) de no reclamar el pago de deudas. La empresa tiene ahora un plazo de siete meses para lograr reflotar la actividad y conseguir financiación que garantice la viabilidad de la compañía.

El juez homologa un pacto cuya figura no aparece en la Ley Concursal, y que genera inseguridad jurídica, ya que el 25% de los acreedores que no han suscrito el acuerdo (en su mayor parte proveedores) pueden exigir a Abengoa que les pague lo que les debe, lo que podría precipitar la caída de la empresa, tal como avanzó OKDIARIO.

La empresa sevillana tiene ahora siete meses para garantizar su viabilidad

Según las fuentes jurídicas especialistas en derecho concursal consultadas por este periódico, el pacto de “espera” (standstill) que ha presentado Abengoa supone una “herramienta de ingeniería jurídica” que genera muchas “dudas e incertidumbres” respecto a la reestructuración de la deuda de la compañía porque la Ley no contempla ni siquiera la existencia de esta figura.

A este respecto, indican “no existe precedente” de este tipo de acuerdos para evitar el proceso concursal, ya que “lo que tenía que haber hecho Abengoa era presentar un acuerdo de refinanciación”, tal como establece la Ley Concursal. Lo que ahora ha determinado el juez es homologar este pacto standstill e indicar que cumple la normativa para evitar el concurso y conceder la prórroga de siete meses solicitada por la empresa.

Por lo tanto, aunque el juez haya dado el visto bueno a la fórmula empleada por Abengoa para evitar solicitar el concurso voluntario, “todo se puede ir al traste con que tan sólo un proveedor al que la empresa le debe dinero reclame los pagos presentando documentación que constate los incumplimientos de los compromisos de pago”, explican las fuentes consultadas.

Si esto se produce, Abengoa deberá demostrar que no es insolvente, “lo que exigirá que bancos y bonistas vuelvan a inyectar capital para mantener el funcionamiento de la compañía”.

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