LA EMPRESA CELEBRA JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS EL DOMINGO

Dimas Gimeno logra la paz en El Corte Inglés y refuerza su poder en el consejo

El Corte Inglés
El ex presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno. (Foto: EFE)

El presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno, afronta el consejo de administración previo a la junta general de accionistas del próximo domingo con tranquilidad, tras haber logrado la paz en el seno del máximo órgano de gobierno de la compañía y haber sentado las bases para la transformación del grupo que acaba de cumplir 75 años de historia. Los datos financieros van a ser buenos, a tenor del aumento del consumo en España y de la gestión de la estructura de costes que ha realizado el equipo financiero de Gimeno. Los resultados relativos al cierre del ejercicio fiscal, que concluyó el pasado febrero, se harán públicos en la junta.

Tras un año convulso, en el que los mayores accionistas (las herederas de Isidoro Álvarez) se han planteado nombrar un consejero delegado para desarrollar su labor junto con el máximo responsable ejecutivo, Gimeno ha logrado impulsar el negocio del gigante de la distribución y ha templado los ánimos en el seno del consejo a pesar de que tiene una participación minoritaria en el accionariado.

Hace un año, la gran noticia no fue el incremento de la facturación tras cuatro años de descensos, sino la futura entrada en el capital del jeque de Qatar Hamad Al Thani. Esta operación provocó un cisma en el seno del grupo debido a la oposición de Corporación Ceslar. El catarí adquirirá el 10% del capital por importe de 1.000 millones de euros, mediante un préstamo que se convertirá en acciones dentro de dos años y que se pagará con autocartera.

Cuando se produzca esta conversión, Al Thani será el tercer mayor accionista de la entidad superando a Ceslar, tras la Fundación Ramón Areces y Cartera de valores Iasa, sociedad que engloba las participaciones en el capital de El Corte Inglés de Marta y Cristina Álvarez, hijas de Isidoro Álvarez (anterior presidente fallecido en 2014). Para permitir la entrada del jeque en el accionariado fue necesario reformar los estatutos del grupo.

En este marco se produjo el pasado agosto la junta de accionistas más polémica de los últimos años, en la que la representante en el Consejo de Administración de Corporación Ceslar, Carlota Areces, fue cesada “por los reiterados incumplimientos  de sus deberes legales como administrador”, según aseguró la compañía a través de un comunicado. Ceslar inició una batalla en los tribunales y el pasado enero el juzgado de lo Mercantil número 1 de Madrid desestimó el reingreso de la representante de Ceslar.

En el orden del día del consejo de administración del próximo domingo no está incluido el tratar sobre esta cuestión. Salvo problemas de última hora no habrá sobresaltos en el máximo órgano de gobierno del grupo y el foco se pondrá sobre la evolución del negocio y la estructura financiera de cierre de ejercicio.

Otro frente que ha tenido que gestionar Gimeno ha sido el «plan de desvinculación» puesto en marcha por El Corte Inglés y que ha contado con el respaldo de las principales organizaciones sindicales. El programa se dirige a empleados nacidos entre 1956 y 1958 que tengan al menos 15 años de antigüedad en la empresa y cuenten con 35 años de cotización. Fue puesto en marcha el pasado marzo y, para diseñarlo, la cadena de distribución fichó como director de Recursos Humanos a Romero Castaño, tras haber pasado por Sanitas e Iberia, donde negoció el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) aprobado por la aerolínea en 2013.

El último de los grandes retos que ha afrontado Gimeno ha sido la reducción de los costes financieros. El Corte Inglés lanzó el pasado diciembre un programa de pagarés en el mercado alternativo de renta fija (MARF) por un importe máximo de 300 millones de euros, con un importe nominal unitario de 100.000 euros y dos años de vencimiento, dirigidos a inversores cualificados. Además, logró captar otros 600 millones de euros con una emisión privada de bonos sénior a 7 años de Hipercor, que cotizan en Irlanda. Estas operaciones han servido para reducir el peso de los intereses de la deuda, aunque la cifra exacta no se conocerá hasta que se presente la memoria anual a los accionistas.

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