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En casa de Óscar Rodríguez: la perla de Valdebebas de la que Isco quiere aprender a tirar las faltas

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Iván Martín

«Es un jugador con unas condiciones extraordinarias y tiene todo en su mano para triunfar». Estas palabras son de Santiago Hernán Solari, entrenador del Castilla, y van dirigidas a la perla más brillante que mueve el balón por los campos de Valdebebas: Óscar Rodríguez Arnaiz (Talavera, 1998). El centrocampista es en estos momentos el jugador con más papeletas de derribar la puerta blindada del primer equipo del Real Madrid.

Nadie oculta en el club blanco la ilusión que ha despertado este joven llamado a comerse el mundo. Hablar de Óscar es hablar del futuro. Cada paso hacia adelante que da en su carrera se celebra, aunque en ningún sitio se disfruta como en Los Navalmorales, el pueblo toledano que ha visto crecer al ’10’ del filial madridista.

Pasear por sus calles es ir escuchando el nombre de Óscar por todos los lados. Desde el bar ‘La Parada’, donde Fiti, el dueño, recuerda cuando el balón todavía era más grande que él y no le dejaba dormir por su afición a golpear el portón de su garaje, hasta el Colegio Público San Francisco, lugar en el que el talentoso futbolista es mucho más importante que el mismísimo Cristiano Ronaldo.

Pero sin duda, donde más se habla de Óscar es, como no podía ser de otra manera, en su casa. El navalmoraleño vive en Madrid, no muy lejos de Valdebebas, pero siempre que puede se escapa a su localidad natal para estar con los suyos. Nació en una familia de la que se conoce como clase media, donde los padres se desviven para cumplir los sueños de sus hijos. Ángel y Yoli, padres del madridista, pueden dar buena cuenta de esto. Junto a él, otros cuatros hermanos -Ángel, Estefanía, Cristian y Zaira-. Todos ellos forman el pilar más importante del futbolista.

Óscar junto a su familia tras ganar la Copa del Rey.

«Óscar es muy familiar, no puede estar sin nosotros», explica Ángel, un padre que se emociona cuando habla de su hijo. «Siempre dice que si algún día se tiene que ir de Madrid se lleva a Cristian (su hermano)», añade Yoli. Y es que, cualquiera que se pasa tres veces por el estadio Alfredo di Stéfano observa que no está sólo. Un grupo que no suele bajar de la decena acude fiel al recinto donde juega el filial blanco para verle: sus mayores fans y los que están para lo bueno y lo malo.

«Yo siempre le corrijo algo, aunque por dentro sé que se ha salido», explica su padre. Su familia tiene muy claro que debe guiar a Óscar en un mundo tan complicado e interesado como es el fútbol. Sobre todo, en momentos en los que eres una joven promesa llamada a conquistar lo que se proponga.

Inicios difíciles

Como otros tantos futbolistas que comienzan su carrera los inicios de Óscar no fueron sencillos. Ni para él, ni para su familia. Tras despuntar en Los Navalmorales y llegar a ganar a equipos de Talavera, el Real Madrid tocó a su puerta. En Valdebebas hizo tres pruebas y pronto los técnicos blancos se quedaron prendados de él. No se podía escapar.

«Nos llamó Butragueño y nos dijo que Óscar estaba dentro del club. En un primer momento estábamos volando y decíamos a todo que sí, pero pronto nos dimos cuenta de que las cosas no iban a ser sencillas», relatan sus padres. La vida iba a cambiar para la familia Rodríguez Arnáiz. Óscar vivía  a 150 kilómetros de Valdebebas, una distancia que durante el primer año tuvo que hacer Ángel junto a su hijo y otros canteranos de la zona, entre los que se encontraba Cedenilla.

Tres días a la semana (el club al no ser de Madrid les perdonaban un día) Ángel y Óscar se montaban en el coche para ir a la ciudad deportiva o a Talavera, si ese día le tocaba hacer el recorrido a otro padre. Un año muy duro en el que Ángel tuvo que variar hasta su trabajo y Óscar, un niño de 11 años, tenía que estudiar en el coche. Por fortuna, sus profesores siempre le arroparon.

Jesús Clemente, director y profesor de Educación Física de Óscar, y Socorro, su tutora en tercero y cuarto de Primaria, relatan como muchos días llegaba muy cansado a la escuela. Por ello, siempre le ayudaron y actualmente le recuerdan «como el niño más especial que jamás han tenido». «Un portento físico, con muchos valores, muy educado, algo tímido y que prefería las matemáticas antes que la lengua».

El primer año de Óscar en el Real Madrid estuvo marcado por los viajes. En el segundo se quedó en casa de sus tíos, aunque al año siguiente volvería al pueblo. Pero sus padres ya tenían muy claro que había que tomar una decisión. «El Madrid no quería meter en la residencia del SEK a niños tan pequeños, pero no podíamos seguir así. Les dijimos que si no se quedaba allí dejaba el club», explica Ángel. La entidad blanca recogió el guante y, aunque especificaron que «iban a hacer una excepción», accedieron para no dejarle escapar.

Ya con residencia fija en Madrid, Óscar fue ascendiendo por diferentes equipos de Valdebebas. Dejó el SEK y pasó a ser uno de los jugadores que inauguraría la residencia de la cantera. Allí, junto a compañeros actuales como Manu o Álex, formó una segunda familia que todavía mantiene.

De Tristán a Guti pasando por Solari

Óscar fue creciendo en la Ciudad Real Madrid al mismo ritmo que su fútbol. Su padre destaca que todos sus entrenadores han sido importantes, aunque los tres últimos han marcado especialmente al Óscar jugador.

Tristán Celador y Santiago Solari, sus técnicos en el Juvenil C y en el Juvenil A, le hicieron ver que meter la pierna y emplearse en labores defensivas era tan importante como dar un gol. Retrasaron su posición y, aunque sufrió, aprendió y se llevó lecciones que le durarán siempre.

El Juvenil celebra la Copa del Rey. (realmadrid.com)

El otro técnico que ha marcado la corta carrera de Óscar es Guti. Sucedió en la temporada en División de Honor donde lo conquistaron todo a nivel nacional con él como capitán. El entrenador de Torrejón le puso en el sitio perfecto y comenzó a brillar. Referente y clave para hacer historia en Valdebebas. Su gol de falta ante el Málaga que dio al Madrid la Copa de Campeones en los últimos minutos de la prórroga y su tanto, también de libre directo, en la final de la Copa del Rey frente al Atlético son dos ejemplos de lo importante que fue.

A hacer las Américas

Y con la celebración del último título como juvenil todavía fresco, se tuvo que montar en un avión junto a sus compañeros Manu, Franchu y Dani para hacer la pretemporada con el primer equipo en Estados Unidos. En Los Ángeles enseñó a los campeones de Europa quien era ese joven que tanto sonaba en el club.

Óscar celebra con Achraf su gol ante el City. (Realmadrid.com)

«Este es jugador de Primera División», dijo un Luka Modric al verle sobre el césped. «Enséñame a tirar faltas», le comentó entre risas Isco. La plantilla que está haciendo historia con el Real Madrid alucinó con su fútbol y Zidane también se quedó conforme con su apuesta.

El entrenador francés hizo debutar a los canteranos ante el Manchester United para mandarlos después de vuelta a la capital. A todos menos a Óscar. Al de Talavera lo quería ver de cerca un poco más. Y en el segundo partido, ante el Manchester City salió y dejó su selló con un auténtico golazo. Desde ese día, Zidane, ya nunca más le perdería de vista.

Zizou y su promesa

El francés tiene fe ciega en Óscar. Es su ojito derecho dentro del Castilla y siempre que puede cuenta con él. Le llamó para jugar el Trofeo Santiago Bernabéu, le puso de titular en la vuelta de la Copa del Rey ante el Fuenlabrada y estuvo en el banquillo frente al Numancia.

Zidane está encantando con un jugador que aún tiene que terminar de formarse, pero al que ha asegurado que mientras él «sea entrenador del Real Madrid siempre estará aquí». Puede ser que el año que viene salga cedido, pero si el galo sigue al mando de los blancos y Óscar mantiene su nivel volverá para triunfar en el Santiago Bernabéu.

Los valores de Óscar

Adri, uno de sus amigos, destaca que «Óscar no ha cambiado, sigue siendo el de siempre». El mismo con el que compartía vestuario cuando eran muy pequeños en el equipo del pueblo y el que ahora triunfa en el Castilla y, de vez en cuando, se deja caer por el Santiago Bernabéu.

En la misma tónica están sus profesores. Tanto Jesús como Socorro explican que es un joven muy educado y con muchos valores. De hecho, en el colegio los pequeños no quieren ser como Cristiano o Bale, quieren ser como Óscar, su vecino.

Este es Óscar. Un joven con todo por delante en el mundo del fútbol y con unos principios que su familia siempre le recuerdan que debe respetar. El próximo domingo volverá a casa, para medirse con el Castilla al Talavera y seguir siendo profeta en su tierra.

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